Seamos sinceros: puedes necesitar una bola de recambio en cualquier momento. Por desgracia, muchas personas han perdido alguna bola que se les ha escapado por el desagüe (¡recuerda siempre cubrirlo cuando te cambies de joya delante del espejo!). Por eso es una buena idea tener una o varias bolas de recambio.

La superficie de estas bolas no son muy habituales, finamente pulidas, aunque sí que son extremadamente brillantes. Este efecto se consigue al añadir una capa superior de minúsculos brillantes, que brillan como si fueran diamantes triturados.

Estas joyas están disponibles en varios colores, como puedes ver en la fotografía del producto. Además están disponible en distintos diámetros y grosores de barra. Todas las bolas están hechas en acero quirúrgico, a las que, con excepción de la bola plateada, se les ha aplicado un tratamiento de ionización para darles su color.